domingo, 15 de noviembre de 2015

Soñando Despierto



Paralizado, viendo como todo surge a su alrededor a una velocidad de vértigo, tiene miedo de moverse, de que le arroyen en un segundo de despiste y se tope de repente con el futuro. Ese futuro que teme, ese futuro con el que sueña día sí y día también, pero no puede moverse. Tiene miedo, miedo a la realidad, a que le salga mal, a que acaben con él y no tenga donde escapar como un rayo. Rayo el que cae en ese mismo momento durante esa noche de tormenta y le despierta de que está en medio de una calle vacía soñando despierto con sus temores. Regresa a casa empapado, la tormenta le ha pillado de camino, encontrándose de frente con la soledad de cada día. Soledad, maldita sea su compañía que no te abandona en ningún momento, incluso cuando necesitas soledad de la soledad misma, ahí está machacando tu mente como un sinsentido de la vida, te hunde, te hace pequeño, se duerme entre un mar de lágrimas y empapado.

Despierta, con un rayo de sol sobre su cara, como una caricia cálida que nunca recibirá, su ropa está seca gracias a que no sabe calibrar la calefacción y esa casa es una sauna, la soledad no siempre es fría, piensa, se ríe mientras se dirige a ducharse.
Suena el teléfono, no responde, suena otra vez, no responde, vuelve a sonar, llega justo a tiempo para escuchar el comunicando de que han colgado, no vuelve a sonar.
Un café y al sofá a mirar la nada, pues no tiene televisión, es su hobby favorito, imaginar que está viendo algo donde no hay nada, mira una pared en blanco con un cuadrado negro que le recuerda, que ahí debería estar un televisor contando las mentiras diarias de cada día, le encantan las noticias que se imagina, el mundo es maravilloso cuando él está con ánimo, si está alicaído, entonces las noticias son un desastre. Se levanta y sale a la calle.

Calle, ese lugar donde la gente va de un lado a otro corriendo incluso aunque no tenga prisa por llegar a ninguna parte en concreto. Respira hondo y empieza a andar, termina delante de otra oficina de empleo, su mejor cara, se peina con las manos antes de entrar y se obliga a sonreír y a dar lo mejor de él mismo, no le aceptan, demasiado mayor y poca experiencia, esa experiencia que debes de coger desde que eres un bebé para poder cumplir las espectativas de cualquier empleo. No se rinde, está animado, va a otro lugar y a otro y a otro y así sucesivamente hasta que para y se sienta en un parque a reflexionar, tres "ya te llamaremos" ha conseguido esta vez, está en racha, antes directamente le decían "Lo sentimos, pero no es lo que estamos buscando" "necesitas más experiencia para poder impartir el puesto que queremos ocupar" o un simple "no" de un señor mayor que tiene la vida hecha y a punto de jubilarse.

Mira los columpios vacíos, los niños están en el colegio, estudiando para ser algo en la vida, como hizo él después de tres carreras distintas y ahí sigue, sin trabajo, recibiendo más negativas que las que recibe de las mujeres a las que se declara, tan acostumbrado al no que el día que oiga un sí no sabe como reaccionar.

Se levanta, sigue andando, negocio tras negocio dejando un curriculum que recogen con una mano y con la otra lo arrojan a la basura sin que él se entere, pero lo sabe, ya conoce las caras de cuando lo cogen por coger y luego no le van a hacer ni caso y acabará destruido. Le llaman al móvil, contesta, nadie al otro lado, sigue su camino.

El sol llega al completo al mediodía, se siente realizado, hoy ha madrugado mucho más que otros días, ve una librería y se queda mirando el escaparate, pero en realidad mira el interior con sus baldas llenas de libros y objetos de papelería, le encantaría tener una, pero no posee el dinero necesario y ha echado ya curriculums en todas las librerías de esa ciudad, no se atreve a depositarlos en las ciudades de alrededor, pues no sabe conducir y no sabría que hacer en un momento que necesite ir y no haya transporte. Llega un repartidor con libros nuevos, cierra los ojos y recuerda el olor a libro nuevo, ese olor que dan ganas de quedarse pegado al libro de lo bien que huele ese aroma embriagador.

Abre los ojos, está en una calle mirando una librería soñando como siempre, sigue su camino, siempre cambia su ruta por si hay algún recoveco que le quede por inspeccionar, algún lugar donde echar ese curriculum mientras imagina que alguien le dice "eres lo que buscamos, contratado, empieza el lunes" porque tiene que tener tiempo a prepararse para saber que es tener trabajo, piensa mientras anda, llega a la biblioteca municipal, hay un cartel y está cerrada. "Por falta de personal, la biblioteca permanecerá cerrada hasta próximo aviso" Se le abren los ojos tanto que parece que se le van a salir de las órbitas, lo tiene claro, ese es su sino, corre al ayuntamiento y pregunta donde debería dejar su curriculum para atender la biblioteca, la persona de información le da una hoja de solicitud al puesto, lo rellena y sabe que no debe seguir buscando, su teléfono en silencio suena, no contesta, ni nota tan siquiera que están llamando.

Regresa a casa, andando rápido como todas esas personas que ve todos los días, no tiene prisa por llegar, pero está impaciente, compra algo de comer en el camino, llega a casa, sube, se pone cómodo en el sofá y se queda mirando el teléfono, no suena, el móvil tampoco.
Pasan horas, minutos, segundos hasta que cae rendido de la emoción, duerme y sueña, como siempre ha soñado, es el dueño de la biblioteca, ordena libros, lee libros y presta libros, es mejor que cobrar por libros, los libros gratis son mejores él lo sabe, compartir sabiduría es mejor que venderla. El teléfono suena, no se despierta, vuelve a sonar, no contesta.

Se despierta, es de noche, mira el móvil ni una llamada, mira el fijo, no puede saber si le han llamado, no tiene contestador, pero piensa que se hubiese despertado. Se levanta a por un café, mientras pone el agua en el fuego, suena el teléfono, corre por la casa, se choca con la manilla de la puerta, siempre le pasa lo mismo, lo sabe, pero hoy se enfada más que nunca por eso, llegó tarde al teléfono a causa de eso, grita, maldice y se tira en el sofá, el agua suena que está hirviendo, no se acuerda del agua, solamente está desolado por no llegar a tiempo.

¡EL CAFÉ! recuerda, sale corriendo a la cocina, aún no se ha evaporado todo el agua, pero tiene que poner más agua no le da para hacer café suficiente para toda la noche, tiene pensado no dormir más hasta que le llamen. Suena el teléfono, responde, una respiración y cuelga, se queda pensativo escuchando como comunica el teléfono y se da cuenta que tiene que colgar por si le vuelven a llamar.
Pasa la noche, no hay respuesta de parte del ayuntamiento, no hay ni una sola llamada, en la noche es normal, la gente duerme, incluso él que tomó tanto café como para estar despierto un mes, pero, al contrario, duerme como un bebé.

Despierta sobresaltado, su móvil y el fijo a la vez, responde el móvil, es del ayuntamiento, quieren hacerle una entrevista personal, cuelga y el fijo deja de sonar en ese momento.
Se ducha, se cambia de ropa y sale lo más rápido posible a esa entrevista que era a la hora “cuando él pudiera”, entra con una sonrisa no obligada, sabe que es el trabajo de sus sueños, le hacen la entrevista, sabe mucho de libros y de como llevar el programa informático para darlos prestados. "No le haremos esperar más, es usted el único interesado y veo que es lo que estamos buscando, enhorabuena empieza mañana a las 8 de la mañana". Una sonrisa sincera y llena de felicidad invade su cara y se va a casa a prepararse mentalmente para el día siguiente.

Llega a casa, se sienta y sueña con su próximo trabajo conseguido, el teléfono suena, responde, esta vez hay una voz "Hola, Antonio, soy Lucía, me gustaría verte a solas, ¿puedes quedar esta noche?" se le encendió la cara y el corazón, era su amor platónico, imposible de que estuviera ocurriendo todo lo que ha soñado al mismo tiempo, no podía creerlo, ha quedado con ella.

Se viste informal, compra una rosa en el camino, se arrepiente de haberla comprado, parece un idiota con una rosa que va a dar a una chica que no sabe ni tan siquiera que es lo que quiere contarle, pero ya no hay vuelta atrás, tiene trabajo y ahora solo le falta una chica, ella es la elegida, la que eligió hace mucho, pero que no se atreve a decírselo, pero esta noche si tiene oportunidad se lo dirá. Tira la rosa a la basura.

Llega pronto, demasiado pronto, da vueltas por el lugar y ve esa librería, donde soñó despierto con el olor a libros nuevos, en una biblioteca no suele haber libros nuevos, la mayoría son donaciones así que serán libros viejos, el olor a libros viejos también es bueno,piensa, y a saber que historias habrán vivido y en qué salones habrán estado hasta llegar ahí, una brisa fría le despierta de su ensoñación, vuelve corriendo a la plaza, allí está ella, se le ilumina la sonrisa y se saludan.

Se sientan en el parque, donde estuvo reflexionando cuantos "no" había recibido, sabía que ahí, debería decírselo, pero ella empieza a llorar, su novio le maltrata, a él se le rompe el corazón, ella solo confía en él y él quiere que ella esté con él. Le ánima a denunciarle, a dejarle, ella se arma de valor, le llama y le deja, pero está temblando, se abrazan, se unen en uno. Van a la casa de él, ella está aterrorizada, pero su novio desconoce la existencia de Antonio, no puede encontrarla, sabía que hacia mucho que no se veían, ella acaba de llegar de otra ciudad huyendo de él sin el valor suficiente para plantarle cara, Antonio le da fuerza y ánimos suficientes para saber que ella es más fuerte, pero solo tiene el teléfono para hacérselo saber a su, ahora, ex.

Se sientan en el sofá y se quedan dormidos los dos abrazados, suena el despertador, Antonio tenía un trabajo nuevo y se le olvidó anunciárselo a Lucía que se entera por el sobresalto del sonido de la alarma. Ella se alegra por él, se siente cómoda y dispuesta a decirle lo que siente por él, pero esas horas no eran las más indicadas, esperaría a la noche.


Antonio empieza su primer día de trabajo, todo en silencio, leyendo libros, todos los que quiera mientras trabaja, ese trabajo era un sueño hecho realidad. Cuando ya estaba camino a casa de ese trabajo, pensando en lo afortunado que era de un día para otro, Lucía está en la casa de Antonio esperándole preparando una cena cuando recibe una inesperada visita, un hombre ha echado la puerta abajo, la ha encontrado, le ha localizado por su móvil; malditas tecnologías, imposible escapar sin que nadie se entere de dónde estás. Saca un arma y la obliga a irse con él, ella se niega y "bang" una bala sale disparada de una pistola, que se supone que no estaba cargada, que utilizaba solo para asustarla, acaba atravesando el abdomen de la mujer, "bang" escucha Antonio mientras sube con el corazón encogido en un puño lo más rápido que le dan las piernas hasta llegar a su piso, un hombre se apunta la cabeza , dice "ahora es mía para siempre", sonríe y "bang" atraviesa sus sienes y Antonio la ve, en el suelo tendida, le dice que se pondrá bien, que aguante, pero en el fondo sabe que no puede hacer nada, que no hay solución, le dice lo que nunca se ha atrevido a decirle y que ya es demasiado tarde, "te quiero, siempre te he querido, pero nunca me atreví a decírtelo" y ella en su último suspiro le dice "yo también te amo". Fundidos en un abrazo, con un charco de sangre a su alrededor, Antonio que acababa de cumplir su sueño con un trabajo perfecto y el amor de su amada, pero también su pesadilla pues está el cadáver de su amada junto a él, sin pensar coge el arma y "bang" se va con ella para pasar una eternidad a su vera en el otro lado.