Paralizado, viendo como todo surge a su
alrededor a una velocidad de vértigo, tiene miedo de moverse, de que
le arroyen en un segundo de despiste y se tope de repente con el
futuro. Ese futuro que teme, ese futuro con el que sueña día sí y
día también, pero no puede moverse. Tiene miedo, miedo a la
realidad, a que le salga mal, a que acaben con él y no tenga donde
escapar como un rayo. Rayo el que cae en ese mismo momento durante
esa noche de tormenta y le despierta de que está en medio de una
calle vacía soñando despierto con sus temores. Regresa a casa
empapado, la tormenta le ha pillado de camino, encontrándose de
frente con la soledad de cada día. Soledad, maldita sea su compañía
que no te abandona en ningún momento, incluso cuando necesitas
soledad de la soledad misma, ahí está machacando tu mente como un
sinsentido de la vida, te hunde, te hace pequeño, se duerme entre un
mar de lágrimas y empapado.
Despierta, con un rayo de sol sobre su
cara, como una caricia cálida que nunca recibirá, su ropa está
seca gracias a que no sabe calibrar la calefacción y esa casa es una
sauna, la soledad no siempre es fría, piensa, se ríe mientras se
dirige a ducharse.
Suena el teléfono, no responde, suena
otra vez, no responde, vuelve a sonar, llega justo a tiempo para
escuchar el comunicando de que han colgado, no vuelve a sonar.
Un café y al sofá a mirar la nada,
pues no tiene televisión, es su hobby favorito, imaginar que está
viendo algo donde no hay nada, mira una pared en blanco con un
cuadrado negro que le recuerda, que ahí debería estar un televisor
contando las mentiras diarias de cada día, le encantan las noticias
que se imagina, el mundo es maravilloso cuando él está con ánimo,
si está alicaído, entonces las noticias son un desastre. Se levanta
y sale a la calle.
Calle, ese lugar donde la gente va de
un lado a otro corriendo incluso aunque no tenga prisa por llegar a
ninguna parte en concreto. Respira hondo y empieza a andar, termina
delante de otra oficina de empleo, su mejor cara, se peina con las
manos antes de entrar y se obliga a sonreír y a dar lo mejor de él
mismo, no le aceptan, demasiado mayor y poca experiencia, esa
experiencia que debes de coger desde que eres un bebé para poder
cumplir las espectativas de cualquier empleo. No se rinde, está
animado, va a otro lugar y a otro y a otro y así sucesivamente hasta
que para y se sienta en un parque a reflexionar, tres "ya te
llamaremos" ha conseguido esta vez, está en racha, antes
directamente le decían "Lo sentimos, pero no es lo que estamos
buscando" "necesitas más experiencia para poder impartir
el puesto que queremos ocupar" o un simple "no" de un
señor mayor que tiene la vida hecha y a punto de jubilarse.
Mira los columpios vacíos, los niños
están en el colegio, estudiando para ser algo en la vida, como hizo
él después de tres carreras distintas y ahí sigue, sin trabajo,
recibiendo más negativas que las que recibe de las mujeres a las que
se declara, tan acostumbrado al no que el día que oiga un sí no
sabe como reaccionar.
Se levanta, sigue andando, negocio tras
negocio dejando un curriculum que recogen con una mano y con la otra
lo arrojan a la basura sin que él se entere, pero lo sabe, ya conoce
las caras de cuando lo cogen por coger y luego no le van a hacer ni
caso y acabará destruido. Le llaman al móvil, contesta, nadie al
otro lado, sigue su camino.
El sol llega al completo al mediodía,
se siente realizado, hoy ha madrugado mucho más que otros días, ve
una librería y se queda mirando el escaparate, pero en realidad mira
el interior con sus baldas llenas de libros y objetos de papelería,
le encantaría tener una, pero no posee el dinero necesario y ha
echado ya curriculums en todas las librerías de esa ciudad, no se
atreve a depositarlos en las ciudades de alrededor, pues no sabe
conducir y no sabría que hacer en un momento que necesite ir y no
haya transporte. Llega un repartidor con libros nuevos, cierra los
ojos y recuerda el olor a libro nuevo, ese olor que dan ganas de
quedarse pegado al libro de lo bien que huele ese aroma embriagador.
Abre los ojos, está en una calle
mirando una librería soñando como siempre, sigue su camino, siempre
cambia su ruta por si hay algún recoveco que le quede por
inspeccionar, algún lugar donde echar ese curriculum mientras
imagina que alguien le dice "eres lo que buscamos, contratado,
empieza el lunes" porque tiene que tener tiempo a prepararse
para saber que es tener trabajo, piensa mientras anda, llega a la
biblioteca municipal, hay un cartel y está cerrada. "Por falta
de personal, la biblioteca permanecerá cerrada hasta próximo aviso"
Se le abren los ojos tanto que parece que se le van a salir de las
órbitas, lo tiene claro, ese es su sino, corre al ayuntamiento y
pregunta donde debería dejar su curriculum para atender la
biblioteca, la persona de información le da una hoja de solicitud al
puesto, lo rellena y sabe que no debe seguir buscando, su teléfono
en silencio suena, no contesta, ni nota tan siquiera que están
llamando.
Regresa a casa, andando rápido como
todas esas personas que ve todos los días, no tiene prisa por
llegar, pero está impaciente, compra algo de comer en el camino,
llega a casa, sube, se pone cómodo en el sofá y se queda mirando el
teléfono, no suena, el móvil tampoco.
Pasan horas, minutos, segundos hasta
que cae rendido de la emoción, duerme y sueña, como siempre ha
soñado, es el dueño de la biblioteca, ordena libros, lee libros y
presta libros, es mejor que cobrar por libros, los libros gratis son
mejores él lo sabe, compartir sabiduría es mejor que venderla. El
teléfono suena, no se despierta, vuelve a sonar, no contesta.
Se despierta, es de noche, mira el
móvil ni una llamada, mira el fijo, no puede saber si le han
llamado, no tiene contestador, pero piensa que se hubiese despertado.
Se levanta a por un café, mientras pone el agua en el fuego, suena
el teléfono, corre por la casa, se choca con la manilla de la
puerta, siempre le pasa lo mismo, lo sabe, pero hoy se enfada más
que nunca por eso, llegó tarde al teléfono a causa de eso, grita,
maldice y se tira en el sofá, el agua suena que está hirviendo, no
se acuerda del agua, solamente está desolado por no llegar a tiempo.
¡EL CAFÉ! recuerda, sale corriendo a
la cocina, aún no se ha evaporado todo el agua, pero tiene que poner
más agua no le da para hacer café suficiente para toda la noche,
tiene pensado no dormir más hasta que le llamen. Suena el teléfono,
responde, una respiración y cuelga, se queda pensativo escuchando
como comunica el teléfono y se da cuenta que tiene que colgar por si
le vuelven a llamar.
Pasa la noche, no hay respuesta de
parte del ayuntamiento, no hay ni una sola llamada, en la noche es
normal, la gente duerme, incluso él que tomó tanto café como para
estar despierto un mes, pero, al contrario, duerme como un bebé.
Despierta sobresaltado, su móvil y el
fijo a la vez, responde el móvil, es del ayuntamiento, quieren
hacerle una entrevista personal, cuelga y el fijo deja de sonar en
ese momento.
Se ducha, se cambia de ropa y sale lo
más rápido posible a esa entrevista que era a la hora “cuando él
pudiera”, entra con una sonrisa no obligada, sabe que es el trabajo
de sus sueños, le hacen la entrevista, sabe mucho de libros y de
como llevar el programa informático para darlos prestados. "No
le haremos esperar más, es usted el único interesado y veo que es
lo que estamos buscando, enhorabuena empieza mañana a las 8 de la
mañana". Una sonrisa sincera y llena de felicidad invade su
cara y se va a casa a prepararse mentalmente para el día siguiente.
Llega a casa, se sienta y sueña con su
próximo trabajo conseguido, el teléfono suena, responde, esta vez
hay una voz "Hola, Antonio, soy Lucía, me gustaría verte a
solas, ¿puedes quedar esta noche?" se le encendió la cara y el
corazón, era su amor platónico, imposible de que estuviera
ocurriendo todo lo que ha soñado al mismo tiempo, no podía creerlo,
ha quedado con ella.
Se viste informal, compra una rosa en
el camino, se arrepiente de haberla comprado, parece un idiota con
una rosa que va a dar a una chica que no sabe ni tan siquiera que es
lo que quiere contarle, pero ya no hay vuelta atrás, tiene trabajo y
ahora solo le falta una chica, ella es la elegida, la que eligió
hace mucho, pero que no se atreve a decírselo, pero esta noche si
tiene oportunidad se lo dirá. Tira la rosa a la basura.
Llega pronto, demasiado pronto, da
vueltas por el lugar y ve esa librería, donde soñó despierto con
el olor a libros nuevos, en una biblioteca no suele haber libros
nuevos, la mayoría son donaciones así que serán libros viejos, el
olor a libros viejos también es bueno,piensa, y a saber que
historias habrán vivido y en qué salones habrán estado hasta
llegar ahí, una brisa fría le despierta de su ensoñación, vuelve
corriendo a la plaza, allí está ella, se le ilumina la sonrisa y se
saludan.
Se sientan en el parque, donde estuvo
reflexionando cuantos "no" había recibido, sabía que ahí,
debería decírselo, pero ella empieza a llorar, su novio le
maltrata, a él se le rompe el corazón, ella solo confía en él y
él quiere que ella esté con él. Le ánima a denunciarle, a
dejarle, ella se arma de valor, le llama y le deja, pero está
temblando, se abrazan, se unen en uno. Van a la casa de él, ella
está aterrorizada, pero su novio desconoce la existencia de Antonio,
no puede encontrarla, sabía que hacia mucho que no se veían, ella
acaba de llegar de otra ciudad huyendo de él sin el valor suficiente
para plantarle cara, Antonio le da fuerza y ánimos suficientes para
saber que ella es más fuerte, pero solo tiene el teléfono para
hacérselo saber a su, ahora, ex.
Se sientan en el sofá y se quedan
dormidos los dos abrazados, suena el despertador, Antonio tenía un
trabajo nuevo y se le olvidó anunciárselo a Lucía que se entera
por el sobresalto del sonido de la alarma. Ella se alegra por él, se
siente cómoda y dispuesta a decirle lo que siente por él, pero esas
horas no eran las más indicadas, esperaría a la noche.
Antonio empieza su primer día de
trabajo, todo en silencio, leyendo libros, todos los que quiera
mientras trabaja, ese trabajo era un sueño hecho realidad. Cuando ya
estaba camino a casa de ese trabajo, pensando en lo afortunado que
era de un día para otro, Lucía está en la casa de Antonio
esperándole preparando una cena cuando recibe una inesperada visita,
un hombre ha echado la puerta abajo, la ha encontrado, le ha
localizado por su móvil; malditas tecnologías, imposible escapar
sin que nadie se entere de dónde estás. Saca un arma y la obliga a
irse con él, ella se niega y "bang" una bala sale
disparada de una pistola, que se supone que no estaba cargada, que
utilizaba solo para asustarla, acaba atravesando el abdomen de la
mujer, "bang" escucha Antonio mientras sube con el corazón
encogido en un puño lo más rápido que le dan las piernas hasta
llegar a su piso, un hombre se apunta la cabeza , dice "ahora es
mía para siempre", sonríe y "bang" atraviesa sus
sienes y Antonio la ve, en el suelo tendida, le dice que se pondrá
bien, que aguante, pero en el fondo sabe que no puede hacer nada, que
no hay solución, le dice lo que nunca se ha atrevido a decirle y que
ya es demasiado tarde, "te quiero, siempre te he querido, pero
nunca me atreví a decírtelo" y ella en su último suspiro le
dice "yo también te amo". Fundidos en un abrazo, con un
charco de sangre a su alrededor, Antonio que acababa de cumplir su
sueño con un trabajo perfecto y el amor de su amada, pero también
su pesadilla pues está el cadáver de su amada junto a él, sin
pensar coge el arma y "bang" se va con ella para pasar una
eternidad a su vera en el otro lado.
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